miércoles, 18 de noviembre de 2009

Tártaro



o Tártaros.
Es un lugar de tormento y sufrimiento eternos, parecido al Infierno del Cristianismo y al Inframundo de las religiones paganas.

En la mitología griega, el Tártaro es tanto una deidad como un lugar del Inframundo, más profundo incluso que el Hades. En antiguas fuentes órficas es también la «cosa» ilimitada que existió primero, de la que nacieron la Luz y el Cosmos.

En su Teogonía, Hesíodo cuenta que Tártaro era hijo de Éter y Gea, y padre de Tifón y Equidna. También asevera que un yunque de bronce caerá desde el cielo durante nueve días hasta alcanzar la Tierra, y que tardará nueve días más en caer desde ahí al Tártaro.

En la Ilíada, Zeus dice que el Tártaro está «tan abajo del Hades como el cielo está de alto sobre la tierra». Al ser un lugar tan alejado del sol y tan profundo en la tierra, está rodeado por tres capas de noche, que rodean un muro de bronce que a su vez abarca el Tártaro. Es un pozo húmedo, frío y desgraciado hundido en la tenebrosa oscuridad. Es uno de los objetos primordiales, junto con el Caos, Gea y Eros, que surgieron en el universo.

Mientras que, según la mitología griega, el Hades es el hogar de los muertos, el Tártaro tiene además una serie de habitantes. Cuando Crono, el Titán reinante, tomó el poder encerró a los Cíclopes en el Tártaro. Zeus los liberó para que le ayudasen en su lucha con los Titanes. Los dioses del Olimpo terminaron derrotándolos y arrojaron al Tártaro a muchos de ellos (Atlas, Crono, Epimeteo, Metis, Menecio y Prometeo son algunos de los que no fueron encerrados). En el Tártaro los prisioneros eran guardados por gigantes, cada uno con 50 enormes cabezas y 100 fuertes brazos, llamados Hecatónquiros. Más tarde, cuando Zeus venció al monstruo Tifón, hijo de Tártaro y Gea, también lo arrojó al mismo pozo.

En mitologías posteriores, el Tártaro se convirtió en el lugar donde el castigo se adecúa al crimen. Por ejemplo Sísifo, que era un ladrón y un asesino, fue condenado a empujar eternamente una roca cuesta arriba sólo para verla caer por su propio peso. También allí se encontraba Ixión, el primer humano que derramó sangre de un pariente.

Moiras



Divinidades del destino, eran hijas de Zeus y de Temis.
De ellas dependian el nacimiento de la vida y la muerte de los hombres, y ningún dios, incluyendo al mismo Zeus, podia interferir y modificar sus decisiones.

Ellas habitaban en una caverna tenebrosa del Tártaro y servían de ministras de Hades. Las Moiras cuidaban de hacer salir del Tártaro y llevar a la luz a los héroes que habian tenido la audacia de penetrar en los infiernos.

Las Moiras son tres, Cloto, Láquesis y Átropos.

†Cloto elegia el sentido de la vida de los hombres.

†Láquesis determinaba el tiempo de vida que le quedaba a cada mortal.

†Atropos cortaba el hilo que unía la vida.

Tànatos



La personificación de la muerte no violenta. Su toque era suave, como el de su hermano gemelo Hipnos, el sueño.
Era una criatura de una oscuridad escalofriante usualmente representada como un joven alado con una tea encendida en la mano que se le apaga o se le cae.

Homero y Hesíodo le hacían hijo de Nix, la noche, y gemelo de Hipnos, insinuando que ambos hermanos discutían cada noche quién se llevaría a cada hombre, o que el Sueño anulaba cada noche a los mortales en un intento de imitar a su hermano mayor.

Los dos hermanos, famosos por la rapidez de sus actos, recibieron el encargo de Zeus de transportar el cuerpo de su hijo Sarpedón hasta Licia, para que pudiera recibir de sus familiares la sepultura que merecía. El rey de los dioses había concedido a su hijo una vida que abarcaba tres generaciones, y que terminó cuando Sarpedón acudió a la guerra de Troya al frente de los licios, donde fue muerto por Patroclo. Entonces Zeus pidió a Apolo que purificara su sangre en un río, untara su cuerpo con ambrosía, le vistieran como un inmortal y fuera llevado rápidamente a su tierra, mandato que cumplieron Tánatos e Hipnos.

ODIN



Odin es el dios principal de la mitologia nordica.

Es el dios de la sabiduría, la guerra y la muerte. Pero también es considerado, aunque en menor medida, el dios de la magia, la poesía, la profecía, la victoria y la caza.

Odín residía en el Asgard, en el palacio de Valaskjálf, que construyó para sí y donde se encuentra su trono, el Hliðskjálf, desde donde podía observar lo que sucedía en cada uno de los nueve mundos. En la batalla blandía su lanza, llamada Gungnir, y montaba su corcel de ocho patas, llamado Sleipnir.



Como dios de la guerra, se encargaba de enviar a sus hijas, las valquirias, a recoger a los guerreros heroicos muertos en batalla, los einherjer, que se sientan a su lado en el Valhalla donde preside los banquetes. En el final de los tiempos Odín guiará a los dioses y a los hombres contra las fuerzas del caos en la batalla del fin del mundo, el Ragnarök. En esta batalla el dios será muerto y devorado por el feroz lobo Fenrir, el cual será inmediatamente muerto por Vidar, quien le desgarrará las fauces y colocará un pie en la garganta.

Es el dios del conocimiento; sacrificó uno de sus ojos en el pozo de Mimir, para de este modo poder acceder a la sabiduría de los años, y era quien daba a los poetas valerosos la hidromiel de la inspiración hecha por los enanos, de la vasija llamada Óð-rœrir.

Siendo uno de los dioses más antiguos, creador del mundo y de los hombres, Odín es el señor de la sabiduría, experto en todas las cosas desde el principio de los tiempos.